Micro paisajes - video instalación

2018

La ciudad de las montañas se alza entre un cielo ennegrecido. 
Los espacios de área verde en Monterrey son escasos y están por debajo de los mínimos estándares de forestación establecidos por la OMS. En 2013 el déficit era de 1 millón de árboles. Sumado a ello, la población no muestra señales de interés frente a la flora originaria de la región. 
La ciudad se expande masivamente y en ese proceso se atomiza. 
 

Micro paisajes es la documentación del paso de la luz a través de un pequeño orificio en la pared, formando paisajes que quedarán fijados en mi memoria.

Andar se convirtió en mi instrumento estético para describir el paisaje urbano, sobre todo cuando presenta una naturaleza que busco comprender y llenar de significado. Me aproximo al paisaje urbano con una mirada que retorna a observar, después que piensa lo que mira.
La presencia de árboles que nacen entre el concreto captó mi atención, en especial el tepehuaje.
Lo percibo como el coloso inadvertido de las banquetas de Monterrey, como respuesta subversiva a una sociedad indiferente. Para él no hay obstáculos, no existen los prejuicios. No pide permiso. Representa la resistencia a todo y todos; la libertad que muchos anhelan tener.

Serie fotográfica seleccionada en La Revisión 2017, fotógrafos de Nuevo León (Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León), Festival Cultural Entijuanarte 2017 y revisión de portafolios FOTOMÉXICO 2017

Colección de fragmentos de notas periodísticas -publicadas entre 2001 y 2007- con relación a la ampliación del Paseo Santa Lucía, ícono urbanístico de Monterrey (México).

La obra proponer hacer un comentario respecto a la tensión material entre cultura y naturaleza que percibo en la idiosincrasia del lugar donde vivo y, su traducción en el paisaje urbano.

¿Me pregunto si la esencia del paisaje en esta ciudad, es sólo su apariencia?

11 impresiones por inyección de tinta sobre papel de algodón a partir de soporte digital

Obra seleccionada en la 2nda Bienal Nacional del Paisaje.

El proyecto versa sobre la presencia de la artificialidad en el paisaje urbano como alegoría a las imposiciones sociales.

Lo que existe en nuestro entorno antrópico es el reflejo de lo que somos, el paisaje urbano es delator del estado de una sociedad. El deshierbe y calcificación del suelo fértil -para la posterior instalación de pasto sintético- implica la eliminación consciente de todo rastro que le fuera original al espacio, buscando lucir una apariencia de perfección.

La serie es un recorrido por espacios públicos y privados de la ciudad e intenta evidenciar el autoengaño al que nos llevan las imposiciones sociales. Mostramos lo que no somos o no tenemos para satisfacer las expectativas de otros. Connota una sociedad que privilegia la artificialidad sin importar el costo que ello implique.